09-01-2017
Según indica clarín:
A diferencia de casi todos los grandes balnearios de la Costa Atlántica, Villa Gesell se distingue por no tener una avenida costanera. Es decir, una vía de hormigón pegada al mar donde los autos puedan circular. Hace ya un lustro, en una decisión que generó más apoyos que polémica, la Municipalidad decidió reemplazar la calle por una larga pasarela peatonal, de madera y en altura, de unos dos kilómetros.
El beneficio de la medida fue instantáneo: el apacible murmullo del mar pareció revivir ante la insolencia de los motores, frenadas y bocinazos. Sobre todo durante el día. Muy diferente era lo que pasaba, hasta hace muy poco, por la noche: los jóvenes se adueñaban de los cruces entre la costa y las calles trasversales. Esquinas donde la música, los gritos y el alcohol brotaban tanto como la bronca de los turistas que maldecían no poder pegar un ojo.
A una semana del fatídico comienzo del año, con botellazos, balas de goma y varios heridos, Gesell recuperó la tranquilidad. Como sucedió con la pasarela, el sosiego apareció tras una medida tan sencilla como sensata: postas de vigilancia en esas mismas trasversales que llevan al mar para evitar el ingreso de autos con alcohol. Una simple iniciativa que si se tomaba antes podría haber evitado el grave enfrentamiento del 1° de enero en Buenos Aires y Playa, entre la Policía y grupos de pibes que armaron una fiesta que se fue de las manos.
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Difícil encontrar algún vecino que reproche la iniciativa. “No te puedo explicar todo lo que cambió desde que pusieron las barreras con los controles policiales. Después de muchos años pudimos volver a dormir con las ventanas abiertas y el sonido de las olas de fondo. Y amanecer con el pío de los pájaros”, resalta Susana, oriunda de Avellaneda, con más de dos décadas veraneando en Gesell.
En la Municipalidad detallaron que las “barreras” con efectivos del Operativo Sol e inspectores comunales se arman todos los días, desde las 20 a las 8 de la mañana, en al menos 10 calles que desembocan en el mar. En cada posta, ataviada con conitos fluorescentes, hay entre cuatro y seis policías, con el apoyo de móviles y cuadriciclos de la fuerza. “Les pedimos a los autos disminuyan su velocidad. Si son gente mayor y en familia, siguen de largo. Pero si hay muchos jóvenes, les pedimos que se detengan para que podamos verificar que no lleven alcohol”, contó Juan Carrizo, un espigado agente de no más de 22 años que llegó a Villa Gesell antes de las Fiestas para reforzar la seguridad durante el verano.
Según argumentan desde los organismos de seguridad, el objetivo de los cordones policiales es tratar de identificar a los pibes que “tengan la intención de estacionar sus autos sobre la costa y, con heladeritas con alcohol, quisiesen pasar la noche escuchando música fuerte desde los parlantes que suelen llevar en el baúl”.
Patricio y Mariela son una pareja joven que ya lleva 15 días en Villa Gesell. Llegaron junto con sus tres hijos, uno de ellos adolescente, y una suegra que se volvió rauda a su casa “porque entre Navidad y Año Nuevo no pudo descansar un solo día por los disturbios” que se generaban frente al hotel donde están parando, en la calle 104 y playa.
“Son otras vacaciones, infinitamente más placenteras. Estamos muy satisfechos con los controles. Aunque es increíble que no lo hayan hecho antes. En varias ocasiones, durante las madrugadas, hemos llamado a la gentes de Seguridad municipal para que les pidieran a los dueños de los autos que bajaran la música. Nunca lo lograban. Tuvo que suceder esa famosa batalla campal para que se animaran a implementar una medida que acá todos pedíamos. Ahora espero que no sea sólo una reacción demagógica ante las notas periodísticas y que los controles nocturnos no se levanten”, cuentan.
Ante la consulta de Clarín, desde el Ministerio de Seguridad bonaerense aseguraron que las postas quedarán “todo el tiempo que haga falta”. Y negaron que cuando “baje la espuma”, todo volverá a hacer los que era. “Nunca antes hubo tantos efectivos destinados a vigilar la Costa Atlántica. Reconocemos que la medida de impedir que los autos con alcohol lleguen a la Costa se tomó tarde y tras el enfrentamiento de Año Nuevo. La iniciativa continuará, no sólo en Gesell, sino también en el resto de los balnearios”, sostuvieron.