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25-02-2017

UNA MURGA QUE MOVILIZA Y EMOCIONA

Si Carlitos nos viera es la murga perteneciente a Integración por el Arte, hoy la murga tiene 90 integrantes y es el orgullo de cientos de familias con hijos que tienen alguna discapacidad. Adriana Cámera, junto a un inigualable grupo humano, llevan adelante “Si Carlitos nos viera” un ejemplo de la importancia de aceptarnos distintos y vivir acortando distancias para tratarnos como iguales.

Algunos nacen ricos o pobres. Otros nacen rubios o morenos o pelirrojos. Hay quienes nacen muy flacos o muy gordos. También quienes nacen en silencio y otros en un inexorable llanto. Pero están quienes nacen distintos, de ellos mucho se ha dicho y poco se ha hecho, tanto es así que en alguna época eran discriminados, apartados y escondidos. Sin embargo, gracias al ejemplo de tantos padres con hijos discapacitados, al trabajo constante de quienes comprenden que el único camino es la integración, es por ello que existe en Villa Gesell la murga “Si Carlitos nos viera”, la misma pertenece al espacio de Integración por el Arte, comandado por Adriana Cámera “La murga Si Carlitos nos viera fue un sueño que nunca pensamos en que sería lo que hoy es” explica Adriana y agrega que “en su momento no sabía lo que era la murga, y tuvimos que convocar y conseguir gente, costó mucho, también costó conseguir gente que se animara a enseñarles a ellos.”

La distancia a veces marcada por lo cultural y social, necesita de personas que dediquen su vida a una causa, en este caso, la noble tarea de incluir, de acercar a quienes tienen alguna discapacidad con los “demás”.
En ese proyecto se encuentra la encargada de Integración por el Arte quien junto al Intendente Barrera, comprendieron el valor de mantener lo que si estuvo bien realizado en anteriores mandatos.

Mientras Adriana habla de manera apasionada, a lo lejos se ve a uno de los chicos del taller sonriente, el mundo frente a quienes tienen una discapacidad es ajeno muchas veces a la felicidad que tienen para dar y siempre sin pedir nada a cambio, “el primer ensayo de la murga fue en el club italiano y cuando llegué encontré a Julieta (una nena con síndrome de down) jugando con un palito en la arena y a todos los alumnos del taller de música tradicional tocando los instrumentos de percusión, en ese momento el profesor creía imposible que pudieran sacar un acorde, yo estaba segura que podían aprender pero eran todos NO, hasta que llegó Sebastián Picolla, que venía de Bellas Artes, empieza a trabajar conmigo y pronto llegó Ayelen Burak, poco a poco fuimos conformando la base de Si Carlitos nos viera.”

La primera presentación en sociedad de la murga, fue hace algunos octubres atrás, “como todo debut, los chicos estaban dispersos” recuerda Adriana, pero se notaba que comenzaba a surgir un trabajo que hoy a la distancia, dio sus frutos “nosotros íbamos a seguir con la murga pasara lo que pasara, pasó el tiempo y continuamos teniendo apoyo, tanto de las autoridades como de las familias, al principio éramos 10 hoy si asisten todos los chicos llegamos a 90”.

A minutos del carnaval, donde la murga tiene su momento de esplendor, cabe resaltar que gracias a la aceptación de toda la comunidad geselina, Si Carlitos nos viera, empezó a tener presentaciones en todos lados, en colegios, jardines, en la playa “estábamos felices y la murga no solo era en carnaval, creo que los chicos tuvieron esa sensación de Acá estamos, Estos somos, y ellos ahora salen con los pechos anchos a tocar”.

Desde el apoyo de los padres hasta los profesores, la murga de Integración por el arte es un ejemplo de superación “tenemos un equipo de gente enorme, desde Sebastián hasta Horacio Moure, el profesor de peluquería de Integración por el Arte, que pasó de peinar a Pampita en su peluquería de Vicente López, Buenos Aires, a ser nuestro peluquero, la murga es algo muy especial” señala Adriana.

Florencia es una nena que sólo puede mover sus ojos y un poco sus manos, quienes pudieron ver alguna vez su reacción ante el sonido del bombo comprenderán lo importante que es la murga para su vida, Florencia con sus ojos marca el ritmo del bombo acompañándolo con el pequeño movimiento de su mano.

Juan baila con un sólo pie haciendo equilibrio, con orgullo, a la par de los bailarines tradicionales “La murga se siente adentro, si no dan más es porque no tienen más, ponen su 100%, el límite lo ponen ellos”. asegura Adriana.

Pablo no habla, no escucha, no mira, y conectó con Celeste, que es hipoacúsica, le entra la música por la vista y la transmite de esta manera a Pablo. 

Muchas historias de superación dentro de esta murga que emociona y moviliza, tanto es así que Adriana Cámera comprende en su total dimensión del gran trabajo que desarrolla el equipo de Integración por el Arte “Somos el único distrito de la costa que tiene este tipo de integración y existen muy pocas murgas en el país con estas características, Si Carlitos nos viera, creo que nos diría gracias”.