01-04-2015
En 1987, Luis Alberto Spinetta participó como actor y autor de la música original en el corto de Fernando Spiner, Balada para un Kaiser Carabela, que se filmó en Villa Gesell fuera de temporada y se proyectó en principio sólo una vez en Buenos Aires (en la discoteca Cinema), luego circuló por festivales europeos donde fue premiado y televisado por Canal Plus de Francia.
Sinopsis:
"En un pueblo anclado en un retrofuturo con locales repletos de videojuegos, fichines y carteles con luces de neón, rodeado por un paisaje desértico, habita Finney, el personaje de Spinetta. Es una suerte de Sísifo canoso que viste de traje, día a día intenta encender autos que no arrancan y pasa el tiempo borracho. Llegan al pueblo después de cruzar el desierto una mujer joven y un niño como salido de una publicidad de cacao, pelo cobrizo, pecas; el niño sostiene una valija, ella usa un vestido azul sin mangas y tacos blancos. En el pueblo no hay nadie más que Spinetta, los fichines y viejos autos de lujo estacionados. El les ofrece pasar la noche allí, ellos aceptan y dicen ir más lejos. Al niño le gusta sacar fotos con una cámara Polaroid, luego recorta los retratos y los deja en distintos lugares; entre los personajes apenas existe la tensión de un posible recuerdo o un posible olvido: nunca se miran a los ojos." (Pablo Bobadilla)
“Balada para un Kaiser Carabela, el corto de Spiner y Spinetta, nace de un profundo deseo de filmar un corto muy influenciado por un cierto tipo de cine como las películas de Wim Wenders, sin diálogos, más poéticas”, revela el director. “Apenas volví de estudiar de Italia en 1986, conocí a Marcelo Figueras, que me presentó a Fito Páez, con quien íbamos a hacer un clip de ‘Corazón clandestino’; finalmente, por motivos de guita no lo hicimos. Pero me hice muy amigo de Fito, me invitó a ir a la grabación de La la la y me empecé a hacer amigo de Luis. Yo era un admirador, escuchaba Almendra a los 13. Iba a las grabaciones de La la la y miraba y escuchaba y ellos me empezaron a dar manija para que juntos filmáramos un clip del disco, que es para mí uno de los más grosos del rock argentino. Luis había visto Testigos en cadena, ese trabajo llevé a Italia cuando empecé a estudiar y Fito se lo había mostrado”, detalla Spiner.
Testigos en cadena es un corto sobre la dictadura filmado durante la dictadura.
Cuenta Fernando Spiner: "yo viví toda mi adolescencia en Gesell, nos mudamos a mitad de los ’70 con mis padres, hice el secundario, siempre había querido filmar ahí. A los 13 trabajaba para la casa de fotos La Almeja Miope y andaba sacando fotos en la playa. Como el niño del corto. Ahí hay algo de eso, cosas que vi mucho al crecer en un balneario: gente que va y desaparece. El tipo solo acodado en la barra tomando una copa de whisky. Gesell era el lugar donde me era posible cerrar las calles y crear un pueblo fantasma. Fuimos en un plan artístico, poético, y Luis se vino, sin cobrar un mango, con un equipo técnico y estuvimos los diez días filmando, con Luis, Sofía (Viruboff), mi mujer, que protagoniza el corto, y un nenito, que lo encontré en la calle que se llamaba Claudio Ginepro".